Es el piano, ¡es el piano del minuto cuarenta el que me vuela la cabeza y los pies y hasta los peces sienten ganas de volar! Y es que bailar se parece tanto a la poesía - que es, claro, una forma de volar- que uno se pregunta si acaso no estamos hechos escencialmente de arte que nos dedicamos a descomponer en sutilezas.
http://www.youtube.com/watch?v=gbib_VEInuY
martes, 19 de marzo de 2013
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