jueves, 14 de noviembre de 2013

Hubo varias miradas de reojo,
que, al final del principio,
dejaron de ser imperceptibles.
Estaba una vez, la primera,
mi pollera verde y la arena
y vos arrodillado más lejos.
La segunda,
mi vestido a lunares,
y el abrazo que no se animó.
Después fueron palabras por todos lados
poemas a nadie y
un par de bromas
un día de Sol, pileta y pasto,
ping-pong, música y comida,
esas cosas que se pueden hacer
tranquilamente
siendo uno
cada uno
sin los dos.
Pero después,
un sábado después,
se sumaron varias horas,
una torta de naranja
una charla de duraznos
una cuadra en bicicleta,
y otra más, y nada más.
Y después al día
se le sumó la noche
y después vinieron
la mañana,
la segunda cifra del día,
las preguntas;
y se fueron
las personas
el tiempo que quedaba
la vergüenza;
y las cosas que quedaron
y las cosas que se fueron
nos dejaron
tan repentinamente
juntos
nos quitaron
las ganas de dejarnos
solos
la idea de quedarnos
quietos
se volvíó
inesperadamente
absurda.
Y no importaba ya
que fueran las ocho,
las nueve,
las diez.
Y no importaba la gente
saliendo de las cañerías
inundando la ciudad.
Porque ese torbellino
era nuestro sólamente
y era la única inundación que importaba
empaparse de vos
de mí,
de ese nuevo los dos.
Y qué digo "era"
si las cañerías de gente
sabés, ahora,
tampoco importan.

sábado, 9 de noviembre de 2013

¡Buen día, chicaSol!

Buen día, chicaSol
sé que estás ahí
-siempre estás-
quería comentarte
que me salió un viaje a los planetas
venía a preguntarte
si querías acompañarme
y sé que sí.
Los planetas son todos los sitios
a los que se puede ir de viaje
son mundos enteros que existen
de la manera en que los construimos.
Hay mundos hechos de tierra y agua
le dicen barro, arcilla, cerámica
en él crecen las plantas
de los colores del arcoiris.
Hay mundos de manzanilla,
de miel, limón y jengibre
que son muy suaves al tacto
para caminarlos con pies descalzos.
Hay mundos de golondrinas,
esos son difíciles de ver
migran, cambian de lugar
pero si les da el sol no hay nada más brillante.
Hay otros mundos también,
de cosas que nunca vimos
o nunca vamos a ver
escuché que hay mundos de canciones.
No sé, en verdad, no me importa
si quiero viajo de acá
no es que necesite moverme
ni correr a armar una valija;
pero es que no quiero irme sola,
ni tampoco con cualquiera
un mundo puede estar hecho con lo que sea
pero un mundo no es un mundo sin sol
quiero que vengas conmigo, chicaSol,
a vencer al mundo y engañar al tiempo
para ver los otros mundos
o no,
o quedarnos en este
-en estos-
en el de las palabras de la verborragia,
en el de las emociones brillantes,
en el de la felicidad que no garpa,
los exámenes
y la primavera.
En este, en estos
mundos que son todos y son uno,
que no es este si es de otro más que nuestro
mío porque siempre estoy
tuyo porque siempre estás,
estamos,
y somos
mundo.

viernes, 8 de noviembre de 2013

Hoy es un día hermoso.
La lluvia cayó
y ahora vuelve
de abajo para arriba,
las flores de los ceibos
bañaron las veredas
en su propia danza,
el viento hace volar
los cabellos
de la gente;
y así,
cada uno con su
baile,
lluvia,
vuelo,
todas las cosas llenaron el mundo
de movimiento
y de música
y una bandera
de todos los cantos
grita que hoy
es un día hermoso.


martes, 5 de noviembre de 2013

Poema metalingüístico sobre el camino

Supongamos que hablara
la línea por la que andamos:
que son línesas
no de asfalto,
sino de renglones.

Supongamos, por qué no,
que es una línea pentagrama
-que es también
(¿por qué no?)
una forma de hablar-

¿Qué diría la calle,
qué callaría el cielo?
Si su reflejo no es más
que una copia
de la copia.

¿Y qué tal si el cielo
dejara un momento de cantar
para mirarse en las aguas
-que son como las calles del continente-
(donde escribe el cielo)

¿Quién pudiera leer
lo que el cielo escribe dormido?
¿Quién va a hacer una pintura
y un movimiento, una vanguardia
sobre los cantos oníricos del aire?

Son las calles las únicas intérpretes,
lectoras, oyentes y pintoras
de todo lo que canta todo
lo que, sin tocarnos,
desciende.

Manifiesto del Sol

Sé que estoy hecha de luz
-siempre lo supe-
sé que puedo brillar más,
muchísimo más
que esto.

Sé que quiero ser
la chica que sonríe,
la chica que baila
y usa vestidos
de primavera.

Sé que ser grande
no es una posibilidad,
sino un presente
-siempre lo supe-,
siempre lo fue.

La diferencia
es que ya no preciso
que me lo digan.