martes, 31 de julio de 2012

Yo
soy

los otros.

lunes, 30 de julio de 2012

Para no verme más.

¿Por qué diré que me escondo, si nadie me quiere ver?
¿Será que no me preciso,
y de paso me aviso,
para ya no correr?

Me fui pateando las piedras, con ganas de molestar
y no encontré ni un segundo
para explicarle al mundo
que lo quiero matar.

Y mi cabeza se me enfrenta en una noche de sólo pensar,
y la alegría se me escapa, y la agonía vuelve a dominar.
El corazón de algún sufrido me acompaña hasta la terminal
y me iré,
para no verme más.

Estoy buscando refugio en manos de una pared
que ni siquiera me escucha y yo,
fingiendo mi lucha,
engañándome otra vez.

Ya nada aquí me divierte, como solía ocurrir,
voy persiguiendo mi risa,
ella se fuga deprisa,
burlándose de mí.


Inconcluso III

Yo no tengo
demasiado que me guste
ni un ladrón de orquídeas
ni Venecia sin tí.

(yo no quiero)

Inconcluso II (17/07)

Mientras tanto
la gente gana concursos
la gente abraza por lástima
un perro busca desesperadamente
el calor de una pierna
que lo ampare
(el público se-ríe)

Inconcluso I

Que se me sale la piel
que estoy comiéndome la piel
que me duele todo lo que no hice
lo que no dije
que se me terminan
que termino
las oportunidades.
Que tengo una ciudad en la espalda
un país a la espalda
un mundo
dándome la espalda.

sábado, 28 de julio de 2012

La inabarcable
que,
de tan terca en su tristeza
nadie puede
contenerla.
(no lo permite)

La de tan fuera del mundo
que,
de tan extranjera ya extraña,
nadie puede
encontrarla.
(nadie busca)


¿Y entonces?

jueves, 26 de julio de 2012

Serán tus anteojos negros
que te protegen del Sol
y de la hermosura
de la tenue línea
de los perros que duermen en la calle.

Será tu reloj de marca
que te asegura la puntualidad
el que te impide
la memoria
de llegar a tiempo al atardecer.

Atate el abrigo sobre los hombros
no vaya a ser que se vuele,
no vaya a ser que vueles.

miércoles, 25 de julio de 2012


El día en que el verde deje de ser verde
la noche en que la Luna no asome siquiera
una ración mínima de su nívea
moraleja,

Cuando no haya una cigarra cantora
ni colibríes verdevioletas,
cuando ni culebras venenosas trepando
por las paredes,

Si ya no existiera en la Tierra un espiral,
un caracol, una cornisa,
no quedaran tampoco labios, ni ojos,
no haya señal alguna de Sol
o de Mar;


habremos
muerto.

domingo, 22 de julio de 2012

En mi dulce familia feliz
comemos queso sin grasa,
cruzamos la zanja por ese puentecito
porque si saltamos podemos hacernos mal las rodillas
de familia tipo.

En mi sonriente familia esquematizada
tenemos sólidos empleos
y asistencia regular y buenas calificaciones
en las instituciones de nuestra educación,
y tenemos méritos a nuestra clase media.

Es mi amable familia modelo
la de los cachetes tan tiernos tan tiernos,
y no tenemos problemas
porque no los nombramos.
Por suerte, esas cosas no nos pasan a nosotros.

Debe ser por el queso,
las publicidades no mienten,
así de contentos estamos,
siempre.

Corazón de Barco

¿Quién pudiera escribir la canción?

De la golondrina siendo cuervo
deseando ser nube
fundiéndose

en el ruido de los autos
en la punta de la iglesia
en el rosado del atardecer que le gustó

al argentino
que estudió en Inglaterra
y pintó en la España que lo parió

al Joaquín que todo lo sabe
a todos los que, a su sombra,
imitan sus portales y sus falsos adoquines y,

de la misma manera,

todo lo abandonan.