sábado, 20 de abril de 2013

Siento que no puedo confiar del todo en vos.

Nueve puñales
(entre comillas)
nueve horas después
de la mitad de un sábado.
¿Dónde busco los soles
y las palabras
que cicatricen
lo desgarrado?
Que llenen de ánimo
al inerte
silbido del viento
entre mis plumas.
¿Dónde cavar un pozo
lo suficientemente profundo
para albergar para siempre
esta lágrima?
Con los finales puestos de moda
y la esperanza en pueblos lejanos
se hace difícil
sobrevivir.
Dudo que pueda tu sombra
opacarme la Luna,
no al menos a través del manotazo
que emerge de entre el patético
balanceo
interminable.
Tu color no se destaca,
ni es tu nombre protagonista.
Abre la música ambiente
-balada triste de trompeta-
y el desfile de payasos asesinos
desdibuja toda atmósfera pasada.
Es tiempo de las doblesletras,
de las lágrimas de risa
y del ridículo febril
como coraza ante el miedo.