Mi vida no es mía, mi vida.
Nunca lo fue,
nunca lo será.
Mi vida es de las calles que no conocí de noche,
de mis viejos,
de los días tristes de julio.
De los barcos en los que me gustaría haber nacido,
de los años en que me agujereé la piel.
Mi vida se perdió en los anaqueles de los libros de la lista,
que quedaron sin leer
y van a seguir así.
En las alas oxidadas de los ángeles que rechazo,
en las venas abiertas en el sueño,
en el humo que me asfixia
sin permitirme fumar.
lunes, 17 de septiembre de 2012
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