Estoy siguiendo a dos perros de la calle
que ya nadie reconoce.
A pesar del Sol, son lo único que veo:
ellos, y un poste que
(como todo)
cuanto más grande su luz,
más densa la sombra.
Estoy siguiendo a dos perros de la calle,
los sigo; no los puedo acompañar.
A pesar del Sol,
son lo único que tengo.
Estoy siguiendo a la Luna
que parece sonreír,
pero no,
está al revés en realidad.
Ya no sigo.
¡Está bien cambiar de prioridades!
Eso, y todas las concesiones.
Sigo.
No acompaño
(ya no puedo)
No pueden
acompañarme
(yo ya no estoy aquí).
jueves, 20 de septiembre de 2012
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