viernes, 15 de febrero de 2013

Pude descolocarte y romper tus estructuras
invadirte los espacios, las canciones y los soles.

Pude descubrirte y mirarnos al espejo;
entregarte mis ojos para velarte en el sueño.

También pude construir una muralla de piedra
y defendernos del mundo que se nos interponía,

mas no pude evitar
que te hundieras.

Ahora, unas disculpas infértiles,
una palabra hueca y
un páramo desolado.

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