Yo no quiero que te olvides
yo no quiero que me dejes
Yo no quiero que te vayas,
que te eches a perder.
Yo no quiero
comerme una manzana
dos veces por semana
sin ganas de comer.
Pensaba en los pájaros muertos,
en sus escuálidos y patéticos cuerpecitos indefensos,
en lo fácil que resulta estrangularlos
y en la poca roña que queda.
En lo fácil que les resulta
deshacerse de ellos,
sin importar.
Decidí que no era justo
y me puse a escribir
y a llorar,
-que es lo mismo-.
sábado, 10 de marzo de 2012
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