El pez le había dicho muchas veces a la flor que cantara,
pero la flor, de tanto no animarse,
marchitó.
El pez se dio cuenta entonces de que
él tampoco había cantado nunca,
y de que ya nunca podría hacerlo.
domingo, 24 de octubre de 2010
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Estuve leyendo y tenés cosas muy lindas =)
ResponderEliminarSaludos!