martes, 18 de diciembre de 2012

¿Dónde están tus pies, Amelia,
pateándome con tus pesadillas?

¿Dónde, Amelia, tus rodillas
sucias de barro y carcajadas?

¿Dónde está tu sexo, Amelia,
preguntándose qué le sucedía?

¿Dónde, Amelia, tu vientre,
la perfección circular de tu ombligo virgen?

Amelia, ¿dónde están tus pechos
con sus pezones incipientes?

Y la blancura de tu cuello, Amelia,
¿dónde está?

Amelia, ¿dónde están tus manos,
tus uñas diminutas y tus rodillas de poetisa?

Y el amparo de tus brazos, Amelia,
¿dónde está?

Amelia, tus hombros,
¿dónde su fuerza cada vez más grande?

Tu boca insistente, Amelia,
¿dónde?

Amelia, tu pelo
¿dónde su eterno manto descanso?

Tus ojos inconclusos, Amelia,
¿dónde?

¿Tu juventud restante, tus lápices, tus sábanas?
¿Tu ropa, tu fuego, tus amigos?

¡Tus ojos evidentes, Amelia!

¿Cómo me dicen que desapareciste
si estás conmigo todos los días?

Si te preparo la cena y te tiendo la cama,
si te veo.

Tus ojos inmortales.

¿Dónde, Amelia?

Y te escucho, de nuevo
cantando tu canción.

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