¿Por qué diré que me escondo, si nadie me quiere ver?
¿Será que no me preciso,
y de paso me aviso,
para ya no correr?
Me fui pateando las piedras, con ganas de molestar
y no encontré ni un segundo
para explicarle al mundo
que lo quiero matar.
Y mi cabeza se me enfrenta en una noche de sólo pensar,
y la alegría se me escapa, y la agonía vuelve a dominar.
El corazón de algún sufrido me acompaña hasta la terminal
y me iré,
para no verme más.
Estoy buscando refugio en manos de una pared
que ni siquiera me escucha y yo,
fingiendo mi lucha,
engañándome otra vez.
Ya nada aquí me divierte, como solía ocurrir,
voy persiguiendo mi risa,
ella se fuga deprisa,
burlándose de mí.
lunes, 30 de julio de 2012
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario