Crecía, crecía y crecía:
de un lado, la brisa atravesaba la pared,
del otro, el agua se rebalsaba.
Abajo,las raíces levantaban el suelo,
y arriba las alas se volaban.
El corazón excedía todos los límites.
Lo raro es que sigan sin darse cuenta
de que
un corazón no cabe en un cubo.
jueves, 30 de septiembre de 2010
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