Todavía hoy
que ya todo es viento,
sigue latiendo a veces
un contrabajo, con voz de sótano
y los segundos se suceden tan lentos
-tan viscosos-
que alcanzan a decirte en cada golpe
lo anacrónico que fuiste.
Después de todo el tiempo
que pasó.
Anacrónico.
Anacrónico.
Anacrónico.
Y así,
hacia lo oscuro,
hasta el fondo
las agujas
caen.
(por su propio peso)
jueves, 3 de mayo de 2012
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