Nueve puñales
(entre comillas)
nueve horas después
de la mitad de un sábado.
¿Dónde busco los soles
y las palabras
que cicatricen
lo desgarrado?
Que llenen de ánimo
al inerte
silbido del viento
entre mis plumas.
¿Dónde cavar un pozo
lo suficientemente profundo
para albergar para siempre
esta lágrima?
Con los finales puestos de moda
y la esperanza en pueblos lejanos
se hace difícil
sobrevivir.